Recuérdame...
Recuérdame tu nombre inventado para mí, sonando como letra en boca que no recuerda pronunciar. Recuérdame en las manos sosteniendo sábanas de lágrimas que tu cama gritará. Recuérdame en la sombras, dónde solías buscar el perdón y los te quieros escondidos a conciencia. Y recuerda, recuerda siempre, sin olvidarme.